Ya sabes lo que dicen: pezones felices, mamá feliz. Vale, puede que no lo digan, ¡pero deberían hacerlo! Porque unos pezones sanos ayudarán sin duda a mantener la sonrisa de las mamás.
La lactancia y la extracción de leche pueden pasar factura a nuestros pechos y pezones (ejem, alerta de eufemismo), por eso es tan importante que te prestes tanta atención como a tu pequeño. Porque lo que realmente se dice es mamá feliz, bebé feliz.
Si bien el tiempo para ti misma (aunque solo sea para orinar en solitario al menos una vez al día) y reunirse con los amigos son importantes para tu salud mental, también es importante cuidar la salud de tus pezones. Bienvenida a un nuevo mundo de cuidado personal.
Hablemos de pechos, nena
Lo primero es lo primero, hablemos sobre la higiene básica y el cuidado de la piel de tus senos. Puede parecer obvio –"Eh, sé cómo lavarme"–, pero cuando tienes que cuidar de un pequeño, nuestro cuidado personal puede quedar relegado a un segundo plano. A continuación se indican algunas cosas que puedes hacer para mantener tu piel limpia y sana.
Lávate las manos antes de tocarte los pechos. O usa desinfectante. Y gracias a 2020, siempre tenemos alguna botella por ahí.
Mantén tus pechos y pezones limpios lavándolos con agua tibia cuando te duches o te bañes.
Intenta evitar el uso de jabón en tus pezones, ya que puede eliminar los aceites naturales que los mantienen limpios e hidratados. Sí, tus pezones producen aceites naturales. Y sin esos aceites, la piel puede secarse, irritarse o agrietarse.
Si notas algún cambio en la sequedad, irritación o agrietamiento de la piel, toma nota y estate atenta, ya que podrías necesitar algún cuidado adicional.
Pump, p-p pump pump it up
Sí, hacemos referencia a esa canción aleatoria de principios de los 2000. Porque hablar de maternidad no siempre tiene que ser serio. Pero, ¿sabes qué es lo que debes tomarte en serio? Tu salud. Así que aquí tienes un par de cosas adicionales que debes tener en cuenta mientras te sacas leche para cuidar tus pechos y pezones.
Tamaño de los rebordes: el reborde del sacaleches, también conocido como embudo, es la pieza de plástico que se coloca directamente sobre el pezón para formar un sello alrededor de la areola, y debes asegurarte de encontrar el tamaño correcto. Si utilizas un reborde demasiado grande o demasiado pequeño, reducirás la eficacia de la extracción de leche y podrías acabar dañándote el pecho.
Debemos tener en cuenta no solo nuestra propia higiene y la de nuestros pechos, sino también la de nuestro sacaleches. Tiene que estar limpio y desinfectado, ya que si no lo está podrías correr el riesgo de contraer una infección.
¿Y qué pasa cuando no estás extrayendo?
Mientras no te sacas leche, hay otras formas de cuidar tus pechos y pezones.
Utiliza un sujetador tipo deportivo o un sujetador de lactancia para permitir que tu piel respire y evitar cualquier irritación.
Si utilizas discos de lactancia para absorber las pérdidas de leche, asegúrate de cambiarlos de forma regular para evitar la irritación y la proliferación de bacterias. Otra opción es utilizar una copa de recolección, como la Elvie Catch, diseñada pensando en la forma natural del pecho de la mujer y que puede llevarse cómodamente hasta tres horas. Los bordes de silicona de forma singular pueden girarse para encontrar el mejor ajuste, a la vez que protegen incluso la piel más delicada del pecho.
Tus pezones te lo agradecerán
Cuidar los pechos durante la extracción de leche es bastante sencillo y no requiere demasiado tiempo, pero puede marcar realmente la diferencia y garantizar que tú y tus pechos seáis tan felices como tu bebé. Así que mantén las cosas limpias, vigila el aspecto de tu piel y tendrás una experiencia tranquila (bueno, todo lo tranquila que puede ser la maternidad).